Ofrecer una representación virtual y aumentada adaptada al Metaverso será una prioridad para las empresas y los estados, e incluso los videojuegos y los casinos online no pueden permanecer indiferentes a las innovaciones que están por llegar. Pero, ¿hay alguna diferencia entre el juego y el Metaverso que no sea la pragmática, hecha de intenciones subjetivas?
El modelo del Metaverso no es el de la ciencia ficción, sino el de los MMORPG, los juegos Open World a los que nos enfrentamos desde hace años, ya sea en primera persona o a través de nuestros hijos. Pero lo que nos espera no es simplemente una versión actualizada de Roblox. Ni siquiera los videojuegos, las slots online, el casino en vivo y otros ámbitos podrán permanecer indiferentes a las novedades introducidas por el Metaverso.
Los videojuegos y los mejores juegos de casino, con su "lógica ilógica" para la vida, se convertirán en la estructura en la que nos moveremos a través de una red en la que la vida estará por fin a la vista de todos. Trabajaremos, socializaremos y nos formaremos en una realidad envuelta en un "velo de Maya" hecho del mismo material que los juegos. Las páginas webs y sus actividadesse parecerán cada vez más a los entornos de Roblox y Fortnite y menos al clásico catálogo hipertextual al que estamos acostumbrados.
Nos preguntamos, pues, si el videojuego simulará la vida o si la vida simulará el juego. Y sobre todo, ¿habrá una diferencia entre el juego y el Metaverso más allá de una diferencia pragmática, hecha de intenciones subjetivas? ¿Existe un quid sintáctico que establezca una distinción entre el juego y la realidad aumentada?
Como ha declarado Mark Zuckerberg, “la diferencia entre un juego como Roblox y el Metaverso es que en el primer caso lo que el usuario hace y crea existe sólo para la plataforma en cuestión: no se convierte en un objeto que pueda transportarse entre los distintos entornos digitales. En el Metaverso todo lo que se puede hacer, en el juego y en otros lugares de la misma realidad extendida, puede ser transportable”. Seremos cada vez más nómadas virtuales y la cultura seguirá su rumbo hacia la oralidad, la transportabilidad líquida y la colectividad. Esta será la parte esencial de este nuevo tipo de web.
Podemos trascender las esferas sociales, los entornos, manteniendo tanto la propiedad privada como la permanencia en el tiempo y el espacio, el nuestro y el de los objetos. La primera es una característica definitoria de la sociedad liberal, la segunda es propia del realismo en filosofía (paradójico en una realidad simulada). Si la digitalización había uniformizado las imágenes, el audio, el vídeo y el texto, el Metaverso uniformizará las actividades.
Estamos asistiendo a una auténtica carrera contrarreloj por parte de universidades, empresas e incluso ciudades como Seúl. Equiparse con una representación virtual y aumentada adaptada al Metaverso es la prioridad, a riesgo de quedar excluido del nuevo tiempo. Sí, porque el espacio será cada vez más nuestro tiempo y viceversa. El reto también afecta a los videojuegos y a los operadores de casino, que no pueden seguir siendo los mismos que han estado en circulación hasta ahora, aunque el Metaverso se haya inspirado en ellos en sus inicios.
El futuro, por ejemplo, también debe simular los otros sentidos. La vista y el oído ya no son suficientes para nosotros. En este sentido, ya se están desarrollando guantes robóticos y pieles artificiales para hacernos experimentar el tacto más allá del tacto real. Estas características se convertirían en posibles herramientas dentro del juego para nuevas dinámicas artísticas de narración y desafío.
Una pregunta relacionada es ¿qué hacer con el dolor? ¿Es correcto incluirlo como una experiencia online? Y no sólo eso, ya que la conciencia no es algo localizado en la mente, sino que se distribuye activamente entre el cuerpo y el mundo, si somos acosados, también sentiremos el abuso en nuestro cuerpo. Aunque estemos protegidos desde el punto de vista de la imagen ofrecida al público, ya que sólo se nos puede reconocer a través de un avatar, seguimos siendo físicamente vulnerables. Esta coexistencia de cercanía y distancia, de protección de la forma pero no de la materia, tendrá graves repercusiones en la psique de las personas.
Es probable que el futuro de los juegos responda cada vez más a necesidades sociales y de autorrealización. Como el Metaverso nos permite experimentar la cercanía sin barreras, la comunidad y la cooperación sustentarán la existencia en mayor medida que ahora. Y no será una existencia alejada de los demás casi como si estuviéramos en el Mundo de los Replicantes o en los argumentos apocalípticos habituales. De hecho, es probable que se nos desplace más de lo que estamos ahora.
El mundo virtual nos hará viajar desde la comodidad del sillón de casa. El turismo se unirá cada vez más al mundo del juego, tanto a través de la realidad virtual como de la realidad aumentada. Por eso no sólo experimentaremos el Metaverso de forma virtual, sino que será directamente accesible, incluso en las calles de nuestras ciudades, sobre las que superpondremos objetos digitales, fantasmas que cambiarán de significado según el contexto en el que se vean.
Nos relacionaremos con los servicios y la publicidad, pero podremos jugar a través de los bienes culturales y naturales, en lo que será una auténtica nueva forma de existir; una síntesis entre las generaciones del pasado y los Millennials. Podremos percibir la sinestesia sensorial, generando audaces disonancias entre lo que vemos y lo que tocamos y olemos. Todo ello allanará el camino hacia una nueva forma de estructurar los videojuegos y los juegos de casino.
Desde luego, para que funcione se necesitan infraestructuras tecnológicas de primer nivel. Además, los dispositivos que se benefician de la A/VR no deben hacer que nos sintamos avergonzados de llevarlos, ni deben seguir siendo productos de lujo. La fortuna de la web ha sido su acceso democrático, y así debe ser la nueva web ampliada.
El metaverso podría ser una revolución sin precedentes, pero Facebook no debería ser el "ready player one". El modelo tampoco debe ser la Edad Media, cuando el soberano carolingio concedía contratos personales a hombres de confianza para administrar y pacificar el universalismo, dividiendo el reino en feudos. Como nos enseña la historia, el monopolio del Imperio acabaría siendo sustituido por la anarquía feudal, las murallas, los peajes, los derechos y la herencia de la tierra y de los seres humanos en esa tierra. El paralelo en el Metaverso sería tener tantas plataformas con fronteras no permeables - y entonces el círculo se cerraría en Roblox como lo conocemos ahora.
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